en un vértice de mi infancia,
bajo el ojo atento
de quien quiere ver.
Tus leves aleteos,
me enseñaron a soñar,
y no te pude retener.
Evaporaste el aire
y robaste el perfume
de las rosas, y con ellas...
voló mi inocencia.
Y te dejé escapar
sin más, para crecer.
HUMO
HUMO