
Y te marchaste sin mediar palabras.
Sellaste tu alma cegando al corazón.
Como una sombra sin rostro te alejaste
con tus pasos entre la nada y el adiós,
Y el frío se apoderó como una música
mala, desafinada, que lastima la razón.
Así, me quedé mirándote hasta perderte.
Con lágrimas en los ojos, sin un porqué,
con los sueños rotos, con un mundo peor.
HUMO